(Fragmento)

Claros en el bosque. Un viaje a la trasterminancia como acción pedagógica

2012-2013

Instalación multidisciplinar.

Técnicas y lenguajes: Impresión digital, prácticas artísticas relacionales, acción pedagógica y vídeo-instalación: proyección monocanal, video HD (16:9), 8 min.

Financiación: Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente y el Ministerio de Educación

Premios/Reconocimientos: Beca Internacional de Residencias de artistas en el medio rural. Plataforma Campo Adentro

Colaboran: Jose Bernal; Fernando Martín; Cecilia Sancho; Patricia Travieso y profesores y alumnos del Colegio público de Madrigal de La Vera (Cáceres, Extremadura).

Producido gracias a: Subvención de producción y residencia Campo Adentro, Arte y Medio Rural del Ministerio de Medio Ambiente y Ministerio de Educación de España, 2012.

             Claros en el bosque nos propone un inquietante viaje de traslación espacio-temporal al ancestral paisaje cultural de la trasterminancia, en la Sierra de Gredos (Extremadura). La trasterminancia era una ganadería de supervivencia basada en un pastoreo de montaña centenario. Recientemente extinguida, hoy, es tan solo un vestigio social y material de una arcaica forma de vida en permanente preromanización. La obra toma este radical paisaje –y su reciente extinción– como un modo de confrontar al espectador con ciertos estereotipos románticos que, con respecto al paisaje y en concreto a la montaña, están todavía vigentes en el imaginario cultural de Occidente. Se trata de obtener una perspectiva heterogénea y alejada de lo que la sociedad contemporánea entiende por Naturaleza, a través de “vivir” la experiencia de un tiempo que al espectador no le corresponde y un espacio ”natural”, hoy abandonado, obsoleto en su uso y concepción.

Claros en el bosque nos propone un desestabilizador viaje al mito de la montaña sublime, donde los ojos contemplativos del sujeto romántico, en su obsesiva búsqueda de belleza, quedan relegados a un segundo plano. Frente a estos, otros sentidos o partes del cuerpo –el estómago, las piernas, los oídos, el olfato– cobran total importancia, ahora son necesarios para la propia supervivencia tanto del animal como del ser humano, y esto nada tiene que ver, evidentemente, con la experiencia estética. Nos presenta el paisaje desde una mirada híbrida, ya que muestra a modo de díptico audiovisual dos visiones paralelas: aquella visión subjetiva de la naturaleza interiorizada por el ser humano, junto a la visión deshumanizada de un hipotético animal hambriento –cabra, vaca, lobo– otrora depredador asiduo de aquel lugar. La obra reflexiona sobre el paisaje desde una concepción del mismo como espacio transcultural, fruto de la fusión de las distintas nociones de paisaje que el ser humano proyecta sobre la naturaleza desde el mundo urbano, rural, científico, vital o fenomenológico.

Tras el rodaje del audiovisual, la artista junto a sus colaboradores realizó una serie de talleres pedagógicos sobre este modo de vida en colegios de la zona como el Colegio de Madrigal De la Vera, en Cáceres. Fruto de esta experiencia se muestran, junto a la proyección audiovisual, dos carteles con fotografías del proceso de estas acciones.

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