Diásporas vegetales

2022-2023

Políptico de diez imágenes, más texto sobre muro.

Técnica mixta: Impresión digital con tintas pigmentadas a color sobre papel Hahnëmuhle (180 grms.)

Medidas Políptico: variables (300×250 cm.)

Financiación: Asociación SOLAR. Acción Cultural Sociedad, Lugar, Arte de Santa Cruz de Tenerife; y el Gobierno de Canarias, España.

      De entre todos los artículos de la “Declaración de los Derechos de las Plantas” de la constitución propuesta por Mancuso, me gustaría destacar especialmente el Art. 7: “La Nación de las Plantas no reconoce fronteras. Todo ser vivo es libre de circular, desplazarse y vivir en ella sin limitación alguna” (2019: 13-15). Y es que esta sencilla declaración pone de manifiesto algo sorprendente en el caso de las plantas: la capacidad de movimiento del mundo vegetal y el reconocimiento de que realizan desplazamientos geográficos. Las plantas se mueven mucho, aunque lo hagan lentamente. Son incapaces de abandonar el lugar en donde han nacido (a diferencia del resto de seres vivos), pero contrarrestan esta carencia a través de lo que en biología se denomina el “síndrome de dispersión de sus diásporas”, clasificado en su terminología científica específica en: Autocoria, Baracoria, Anemocoria, Hidrocoria, Zoocoria y Antropocoria. A falta de extremidades o de otras formas de locomoción para la movilidad, el desplazamiento de las plantas se produce mediante todo tipo de agentes transportadores, que van desde la propia fuerza productiva de la planta a la intervención de agentes propios del medio, sea este natural, urbano, industrial o agrícola; el viento, la cantidad de recursos hídricos, la interacción con los animales o la intensidad de la actividad antropogénica de los seres humanos. Las plantas ruderales (el calificativo viene del latín ruderis, en castellano “escombro”) que aparecen en este trabajo (vistas a través de un microscopio) crecen en terrenos “incultos”, en los márgenes de carreteras o hábitats muy alterados por la acción humana del Valle de La Orotava en Tenerife (Islas Canarias, España). En diálogo con imágenes cartográficas satelitales y fotografías históricas de la isla, estas plantas se proponen como auténticas viajeras, turistas interiores o diásporas vegetales fruto de las relaciones interespecie entre individuos migrantes (humanos y no humanos). Organismos que comparten orígenes, costumbres, y una historia humana reciente marcada por la colonización cultural occidental, los movimientos migratorios y el aumento demográfico; la actividad agrícola, ganadera, forestal e industrial; y, sobre todo, la explotación urbanística de la isla de Tenerife fruto de un desarrollismo turístico descontrolado desde hace décadas. Este trabajo es fruto de la investigación llevada a cabo en colaboración con las biólogas Cristina González Montelongo y María Catalina León Arencibia en 2022, por invitación de la Asociación SOLAR. Acción Cultural Sociedad, Lugar, Arte de Santa Cruz de Tenerife para la edición de la revista Turista de Interior. Revista de procesos de isla. Volumen 07.