Millones de objetos de corta vida –de “usar y tirar”– fabricados, consumidos y desechados diariamente en nuestro planeta; se transmutan, a través de esta serie de instalaciones con título “Reconstrucciones arqueológicas”, en trascendentales recordatorios futuros de nuestra sociedad y del modo en que esta habita el mundo.

Se presentan como una muestra de la cultura material hegemónica propia del sistema político-económico de hiperconsumo contemporáneo. Dentro de la vitrina, en el museo, desde la privilegiada distancia que nos proporciona el cristal museográfico, los objetos de desecho se nos muestran reconstruidos siguiendo las estrategias y metodologías de la disciplina arqueológica.

La artista nos propone –en la adquisición del rol de la arqueóloga– una mirada ético-crítica sobre las problemáticas y contradicciones sistémicas de la sociedad contemporánea capitalista: sostenibilidad, desarrollo industrial y tecnológico, conservación del medio-ambiente, degradación de hábitats, explotación del territorio, reciclaje.

Las esculturas, en cierto modo representan el mismo escenario: la imposición de los valores y necesidades del mercado económico por encima de aquellos comportamientos que atienden más a un cambio de conciencia en la sociedad, una nueva dimensión ética de respeto al medio-ambiente, y sobre todo un principio de responsabilidad hacia las generaciones futuras.